jueves, 26 de marzo de 2009

La Nubosidad


-Hoy atardezco a las cinco cuarenta y tres...
¿Me escuchas?
-Te espero
-Creo que hoy no habrá estrellas... no porque la noche parece nublada y la humedad las hará desaparecer.
- No lo creo. Al menos pienso que aparecerá sólo una. La que necesito para poder irme a la cama en paz. Tendré que esperar a que esté un poco más despejado.
-Pues hazlo entonces. Borraste algo de mi pena y me sentaré a esperar, al otro lado, contigo.
-Yo imaginé que te engañaba, pero veo que esta tarde pareces ser fuerte. Sólo por hoy, ¿si?
-No, no y no. Hoy no quiero. Sólo déjame sentarme y ya. No me engañes. O al menos hazlo sin que me de cuenta, sin que logre descubrirte.
- Yo permaneceré de pie. No me gusta parecerme a ti cuando piensas que no hay estrellas y dices está nublado.
-Un beso. Sólo uno. Como gotas de sudor en las mejillas sonrosadas.
-¿Dónde te metes para obtener esos besos?
-Las noche es húmeda y hace un poco de calor.
-El mío va cansado. Estar de pie me pone mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario